TERESA PEREZ MARTINEZ

UN CASO DE "GOTA FRIA" EN EL SIGLO XVIII: LA INUNDACIÓN DE 1731

La inundación que vamos a comentar, resulta, por los documentos que se conservan, una de las más interesantes. Todas las inundaciones hablan, con gran extensión, de los daños que ocasionan a la ciudad de Valencia, pero poco o nada de los lugares vecinos. Esta, sin embargo, nos ha dejado gran cantidad de noticias, hasta el punto que puede conocerse, a través de las mismas, mucho de la vida de Alaquàs en la primera mitad del siglo XVIII. Las inundaciones del río Turia son muy frecuentes, algunas veces ocurren en primavera, pero es sobre todo a principios del otoño cuando sus resultados son más temibles. Siempre son peligrosas por la gran cantidad de agua que el río arrastra en muy corto espacio de tiempo debido a lluvias torrenciales, cuyos efectos se acentúan por un hecho que sufren estas tierras desde tiempos ya lejanos: la escasez de vegetación en las laderas de sus montes, producida más que por efectos del clima, por la utilización que hace de estas tierras la mano del hombre. Hubo, pues, desde principios del siglo XVI la necesidad de canalizar el río, construyendo pretiles de encauzamiento a su paso por Valencia. No así en los pueblos, cuya única salvación consistía en refugiarse en lugares altos, cuando llegaba con tiempo el aviso salvador. La crecida, de la que hablamos, sucedió en Septiembre del año 1731; el día 16 la sufrió la Ciudad de Valencia y del 14 al 16, la Villa de Alaquàs y las poblaciones a ella unidas. Dirigiò el obelisco de sus ondas àcia las poblaciones mas vecinas. (ROMANCE HEROICO) Los estragos que ocasionó fueron de mucha consideración, tanto en la Ciudad de Valencia en la que derribó puentes, derrumbó muros y paredes de piedra, inundando sus campos y conventos extramuros, como en los lugares de Aldaya, Xirivella y Alaquàs, siendo ésta última la que sufrió los mayores daños Alaquàs, un Lugar rnui bien poblado, fue el principal teatro de sus iras, donde toda la gente descuidava el peligro cruel que la invadía. (ROMANCE HEROICO)

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La Villa de Alaquàs soportó, como se ha dicho, la crecida desde el día 14 al día 16. El día 14, sobre las cuatro de la tarde, se formó una impresionante nube negra amenazante, que comenzó luego a descargar una abundantísima cantidad de agua. El caudal del río aumentó extraordinariamente alimentado por los barrancos que se desbordaban. La lluvia no cesó durante todo el día siguiente. El domingo, día 16, a las horas del mediodia o quizás durante las dos primeras horas de la tarde se produjo una inundación que llamó la atención, entre otras circunstancias, por la rapidez con que se formó el alud de las aguas. Se sali(...)