Año:2010 Pg:45-64 |
Título: Los moriscos de Alaquàs en la fallida sublevación del Jueves Santo de 1605.
Autor: Hernàndez Garcia, Adrià Periodo: História Moderna Materia: Señorío Siglos: XVII Tema: Estudios y documentos-Senyoriu Idioma: Castellano Vista prévia
Adrià Hernàndez Garcia
Los moriscos de Alaquàs en la fallida sublevación del Jueves Santo de 1605 «Se procedió entonces al nombramiento del rey de los moriscos: Luis Asquer del pueblo de Alaquàs fue el elegido...» Este párrafo de La mano de Fátima de Ildefonso Falcones fue la primera noticia que tuve respecto de la participación de un alaquasero en el último intento de rebelión de los moriscos del Reino de Valencia antes de su expulsión. Era una apacible tarde de lectura en Mora de Rubielos... No fue hasta el día de la presentación de la edición de Quaderns d'Investigació d'Alaquàs de 2009, cuando animado por Enric Juan, después de contarle lo que había leído, me atreví a ponerme manos a la obra para sacar adelante esta colaboración con el fin de tratar de esclarecer los interrogantes surgidos ese verano. A lo largo de la búsqueda de datos que arrojaran algo de luz a este suceso de principios del siglo XVII me encontré con varios autores que lograron facilitarme un sucinto desarrollo de los acontecimientos que a continuación, con toda humildad y atrevimiento, os expongo. Parece ser cierta la esperanza manifestada por los moriscos de que si conseguían un levantamiento general, desde la ciudad de Argel vendrían fuerzas de apoyo para reconquistar de nuevo España. De ahí que, cuando en el año 1601 Felipe III decide atacar la citada ciudad, la desazón se apodera de la comunidad morisca y no es hasta el mes de septiembre de ese año cuando conoce el fracaso de la operación y la derrota de la armada española -gracias parecer ser al aviso que desde la Península enviaron los moriscos- cuando recupera- 45 ron de nuevo la confianza en conseguir que un nuevo rey musulmán les permitiera vivir en su religión y costumbres. La determinación de convencer a la Corona de la necesidad de expulsar a los moriscos del Reino por parte de los Arzobispos de Valencia, Juan de Ribera, y Toledo, Bernardino de Sandoval y Rojas, sobrino este último del duque de Lerma, agravó las penosas condiciones de vida de esos moriscos durante los últimos años de su estancia en España. Fue tal la severidad del Santo Oficio de Valencia, que en las Cortes que celebró el Rey Felipe III en esta ciudad, en 1604, se ordenó al citado tribunal que moderara el rigor de los castigos, trasladando la orden a todos los prelados.1 Durante estos momentos, parece ser que el temido levantamiento de los moriscos valencianos no se debía a su ánimo guerrero y deseos de reconquista sino más bien la razón era la desesperación ante la pérdida de derechos justamente adquiridos, fueros y privilegios que habían disfrutado y que ahora eran sistemáticamente incumplidos. Con anterioridad, las rebeliones en las Alpujarras, en Sierra Ber(...) |